Hoy hablamos con una persona que ha ido a una Experiencia Emocional Keisho. En esta ocasión, mantenemos su anonimato, porque abre totalmente su corazón para contarnos quién era y quién es ahora.
Pregunta: ¿Cómo conociste Keisho?
Respuesta: Contacté para hacerme un masaje descontracturante hace un año y medio, más o menos. Desde entonces me trato con varios de los profesionales en sus centros. Voy todos los meses a hacerme algún masaje: Lomi-Lomi, tibetano o cualquier otro que me apetezca en ese momento. Fui conociendo poco a poco al equipo.
P: ¿Cómo te enteraste de la Experiencia Emocional del fin de semana en las Lagunas de Ruidera?
R: Hablo mucho con la persona que me hace los masajes cuando voy al centro, y conoce mi historia bastante. Uno de los días que fui me aconsejó que probara. Me dijo que me vendría bien para soltar y me explicó un poco sobre qué iba: la numerología, las dinámicas de alto impacto, el yoga, etc.
P: ¿Qué te hizo decidir que sí querías ir? Porque al final, la decisión es de uno mismo.
R: Necesitaba perdonarme y perdonar a los demás para avanzar en mi vida.
P: ¿Qué es lo que más te pesaba o te pesa?
R: Uno de mis progenitores es una persona muy tóxica. Para huir de mi casa y estar lo menos posible ahí, empecé a salir de fiesta de adolescente, muy joven. Comencé a consumir alcohol, cada vez iba a más y, con 20 años, también cocaína. Salía los jueves y no volvía hasta los domingos.
Todo esto hizo que me metiese en deudas, perdiese trabajos… y lo peor, tuviese muy malas compañías.
A día de hoy solo me queda quitarme el tabaco.
P: ¿Qué querías conseguir?
R: Cerrar ciclos y darle un giro a mi vida. Sobre todo, lo que más tengo en la cabeza es volver a independizarme. Salir de mi casa cuanto antes.
P: ¿Qué haces en tu día a día ahora?
R: Pinto cuadros, escribo, entreno, estudio, viajo, hago fotografía y vídeos con drones.
P: ¿Qué estudias?
R: Personal/fit trainer y nutrición deportiva.
P: ¿Qué te llevaste de ese fin de semana?
R: Me conocí a mí mismo/a y mis puntos a trabajar, sobre todo en tema emocional. Era un alma libre, pero con alas pequeñas. Hoy soy un águila real… vuelo más alto cada día. Mejoro como persona y estoy aprendiendo a entender mis emociones.
Muchas gracias a la persona que nos ha contado esta historia. Suya. Personal.
Gracias por acompañarnos, permitirnos acompañarte y leernos.